Influencia de Mallarmé en la poesía colombiana*

Por: Miguel Páez Caro, Consejero Departamental de Literatura del Tolima 

*Artículo perteneciente a la investigación sobre el Modernismo colombiano, publicada en 2009 por la Escuela de Estudios Literarios de la Universidad Pontificia Bolivariana.

El Modernismo fue un movimiento literario que surgió no sólo como respuesta a una coyuntura histórica. Fue sobre todo el resultado de una búsqueda de renovación lingüística, que llegó de Europa a través de poetas como Baudelaire, Mallarmé y Rimbaud. Como dice José María Valverde, “El modernismo no interesa sólo por sus cualidades y virtudes intrínsecas sino porque inaugura una nueva situación de toda actividad literaria en lengua española”, razón por la que analizar su origen resulta esencial para entender las claves de la poesía colombiana.  

Los poetas que abren la puerta al Modernismo (poetas como Del Casal, Martí, Silva, Gutiérrez Nájera), así como los de la consolidación (Rubén Darío, Guillermo Valencia, Amado Nervo, José Santos Chocano, Julio Herrera y Reissig, etc.) son simbolistas que buscan sonoridad diferente en el idioma castellano. Poetas que hacen del acto de escribir un taller en el cual se plantean nuevos ritmos, nuevos metros, nuevos temas, que, aunque ya existentes en otras literaturas, eran extraños en Hispanoamérica.

En Colombia el Modernismo surgió como respuesta a la poesía romántica, aunque, más que ruptura, se trata de una búsqueda de temas comunes por caminos lingüísticos diferentes. “El modernismo —dice Valverde— es el punto extremo del romanticismo, en cuanto que, en la búsqueda de la sinceridad y la espontaneidad, desciende a la raíz del lenguaje”.

Los románticos aman la libertad, lo legendario y, en gran medida, los temas históricos y patrióticos. El Modernismo, por el contrario, insiste en la búsqueda de una poesía sonora, rítmica, que imite las mismas cadencias vitales, característica que lo aproxima al movimiento parnasiano. Además, hace apología de lo exótico y lo simbólico de la creación poética, característica que lo enlaza con el simbolismo.

En este sentido, el surgimiento del Modernismo se debe, en cuanto al elemento estético, a estas dos corrientes: el parnasianismo y el simbolismo. Como dato adicional tenemos que ninguno de los citados modernistas viajó a Francia, sino que la influencia de la poesía de este país se dio a partir de lecturas y traducciones[i].

Muchas de las antologías poéticas e historias de la literatura presentan al parnasianismo y al simbolismo como un mismo movimiento surgido a mediados del siglo XIX en Francia. En realidad, el parnasianismo tenía características propias que fueron las que, además de diferenciarlo del simbolismo, sirvieron de fuente para la estética de la poesía hispanoamericana. Javier Arango Ferrer afirma que “los afiliados a dicha escuela (el Parnasianismo) fueron, ante todo, artífices del lenguaje”, mientras que los simbolistas se inquietaban por “la música pura de la poesía, más allá de la fonética, en los dominios del otro yo, donde viven los sueños y los presagios”.

Como pertenecientes al parnasianismo figuran Leconte de Lisle (1818-1894), el franco-cubano José María Heredia (1842-1905), y Teophile Gautier (1811-1872), quien en el poema “El Arte” presenta el manifiesto de la escuela parnasiana. Arango Ferrer, hablando de la influencia de este poema sobre la poesía modernista colombiana afirma que “debió venirle de perlas” a los modernistas, sobre todo a Guillermo Valencia.

Por otra parte, Sully Prudhome (1837-1907) representa el sentir filosófico del parnasianismo. Mientras Gautier sostiene una defensa del “arte por el arte”, Prudhomme postula el “deseo de hacer entrar en el dominio de la poesía las maravillosas conquistas de la ciencia”. Recordemos que la preocupación por una actualización filosófica, propia de algunos parnasianos como Prudhomme, fue una de las constantes, no sólo en el Modernismo, sino también en los decadentistas y post-modernistas. Ejemplo de ello en Colombia, además de Carlos Arturo Torres, fue Baldomero Sanín Cano.

En el caso de Carlos Arturo Torres (1867-1911), en su poema “Némesis” manifiesta la posición filosófica del parnaso colombiano: “Y Némesis habló —de las tinieblas / y el dolor de los hombres he nacido...”. Este poema, catalogado como el “poema filosófico de Torres”, deja claro hasta qué punto el parnasianismo francés ejerció influencia sobre los modernistas.

Al respecto afirma Valverde: “Más parnasianismo decorativo y pictórico que simbolismo, de ambigua profundidad abierta a una lectura incluso filosófica”, frase que define la postura filosófica de Torres.

Dado lo anterior, el simbolismo trata de recobrar lo que el Parnaso había desechado. Es decir, el problema del hombre y su encuentro con el mundo. El poeta que da origen al movimiento es Baudelaire (1821-1867), quien en “Las Flores del mal” aborda los sentimientos humanos de manera simbólica.

Como dice Silva-Santisteban:

 

El espíritu de Baudelaire está teñido no sólo de su fama de liberador estético, o de fundador de una nueva estética, sino además del de artífice del verso que lo lleva a la perfección de un momento de desgaste en que las aspiraciones del romanticismo habían devenido estériles y en que las tentativas de los parnasianos, antítesis de los románticos, carecían de la profundidad espiritual y carnal necesaria para producir ese frisson nouveau al que Hugo aludía, refiriéndose a Les fleurs du mal, característico de la poesía contemporánea. 

 

Sin embargo, la divulgación del estilo simbolista se debe principalmente a Mallarmé (1842-1898), “quien recibe de Baudelaire el espíritu de la Modernidad”. Su poesía “más sugerente que narrativa”, está cercana al Modernismo en tanto búsqueda de una armonía musical desconocida por los poetas anteriores:

 

La lune s´attristait. Des séraphines en pleurs

Révant, l´archet aux doigts, dans le calme des fleurs

Vaporeuses, tiraient de mourantes violes

De blancs sanglots glissant sur l´azur des corolles

—C´était le jour béni de ton premier baiser[ii].

 

En un párrafo sobre lo específico de la obra de Mallarmé, dice Silva-Santisteban que las principales características de su poesía son: “distanciamiento de los objetos, adormecimiento, embriaguez y ensoñación, idealidad y alejamiento del mundo físico y apetencia cósmica del universo”. Al igual que Baudelaire, Mallarmé sucumbió ante las “ideas severas” de Poe, a quien llama “gran maestro”.

Así es como el poeta de Un coup de des termina convirtiéndose en figura predilecta del Modernismo, por ser abanderado de un nuevo arte, fundador de “la estética del futuro”[iii].

Verlaine (1844-1896), cercano al Parnasianismo por su acendrado antirromanticismo[iv], es reconocido principalmente por el elemento técnico de su poesía. El sonido de su poesía es por lo general más importante que su significado. Ejemplo de ello es el poema “Arte poética”.

De las diferentes etapas que vivió Verlaine en su trayectoria como poeta y como ser humano —la búsqueda simbolista, su reconversión al catolicismo y la accidentada relación con Rimbaud—, los modernistas optaron por quedarse con el aspecto simbólico. El aporte de Verlaine en este sentido es valioso para la literatura hispanoamericana, la cual se caracterizó, durante el Modernismo, por un vínculo más estrecho con los aspectos formales que con la profundidad temática.

La figura máxima del simbolismo, y quizá uno de los poetas al que más le debe la poesía modernista, es Jean Arthur Rimbaud (1854-1891). Es extraño que un crítico como Javier Arango Ferrer ni siquiera nombre al genio precoz de la literatura. Anderson Imbert lo cita sólo superficialmente. José María Valverde, por su parte, le reconoce un espacio entre los más influyentes, aunque advierte que Rimbaud brilla por su ausencia en todos los estudios sobre Modernismo.

Destaca en su poesía la voz personal del diálogo con el inconsciente:

 

Y todavía en la vida! —¡Si la condenación es eterna! Un hombre que desee mutilarse está condenado. ¿No? Yo me creo en el infierno, por tanto estoy allí. El catecismo se cumple. Soy esclavo de mi bautismo. Padres, ustedes hicieron mi desventura y la de ustedes. ¡Pobre inocente! El infierno no puede atacar paganos—. ¡Y todavía en la vida! Más tarde, las delicias de la condenación serán más profundas. Un crimen, pronto, que me despeñe a la nada, según la ley del hombre.

 

Y la experimentación rítmica del verso y las palabras:

 

Mes faims, tournez. Paissez, faims,

le pré des sons.

Attirez le gai venin

Des liserons*.

 

Rimbaud, quien había bebido en la poesía de Baudelaire, termina convirtiéndose en emblema de la nueva poesía simbolista. Además, hay otro rasgo que lo une con los poetas del Modernismo: la inquietud sobre la muerte, el infierno y el inconsciente, constante que será evidente en el propio Barba Jacob. Alain Borer comenta que “Las Iluminaciones”, la obra magna de Rimbaud, debe ser considerado uno de los textos fundadores de la modernidad. El mismo Rubén Darío evocará la gran figura de Rimbaud en el libro “Los Raros” (1893). Sin olvidar las palabras del historiador José María Valverde cuando advierte que de todas maneras “hay que ser cautos en cualquier estudio sobre el influjo francés en el Modernismo”, se debe reconocer que parnasianismo y simbolismo son, como corrientes que llegaron de París a través de lecturas y de la moda cultural apetecida por los poetas hispanoamericanos, una gran influencia. Tampoco se puede refutar la idea referente a la madurez cultural que toda esta síntesis provocó sobre el espíritu hispanoamericano. Esta conclusión es importante por cuanto los poetas colombianos del siglo XIX, como es el caso de José Asunción Silva y Porfirio Barba Jacob, reflejan con su lírica que ellos eran síntesis de una época y sus circunstancias culturales, las cuales habían derivado en una “ruptura” más radical y en formas líricas más simbolistas.

 



[i] Sobre el conocimiento que los primeros modernistas tuvieron de Francia, dice Valverde que Gutiérrez Nájera, Del Casal y Martí nunca estuvieron en Francia ni hablaron el francés, y Rubén Darío estuvo en París mucho después de la publicación de sus Prosas Profanas, el texto clave del primer modernismo y fuente de análisis de la evolución poética del nicaragüense. Por ello es que Valverde afirma: “el estímulo francés fue ante todo y sobre todo por lecturas”.

[ii] La luna se afligía. Serafines en lágrimas / -en la clama soñando de flores vaporosas- / con el arco extraían de las violas murientes / sollozos deslizándose sobre azules corolas. / -Era el día bendito de tu beso primero” .

[iii] Esa “estética del futuro” es evidente en el poema L´aprés-midi d´un faune, obra cuya armonía y musicalidad, así como su imaginación, le otorgan puesto especial dentro de la poesía moderna.

[iv] Ver el poema Fiestas galantes.

Mr. Poe*

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