Edgar Allan Poe

Medellín, 26 de septiembre de 2009

Por: Miguel Páez Caro, escritor y docente.

Conocí la obra de Edgar Allan Poe allá por el año 1993, gracias a Carlos Ortiz, profesor de la Universidad de Antioquia. Fueron mis lecturas de iniciación en la literatura, todo debido al apasionamiento de un profesor que hablaba de Poe como si siguiera vivo. En memoria de Carlos Ortiz y su aporte a mi vocación por las letras, escribí un relato titulado "Mr. Poe", con el que gané el 2o Concurso de Cuento de Corto de Manizales, en 2017, un cuento que habla sobre las miserias de un profesor que se creía el nuevo Edgar Allan Poe. Según Borges, no podría haber existido la obra de Poe sin esos elementos: “sin la neurosis, el alcohol, la pobreza y la soledad irreparable, no existiría la obra de Poe" (citado por Mayares, 2022). De ahí que escribir sobre el autor de "El cuervo" represente el reconocimiento de que la literatura está plagada de los sentimientos más humanos, de nuestros errores y nuestras pequeñas victorias. Aquí un acercamiento a su obra. 

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La influencia del escritor norteamericano en la literatura moderna no se limita al papel que desempeñó como oráculo de la renovación poética abanderada por Baudelaire y Mallarmé. Su obra en prosa es considerada precursora del cuento moderno y de la literatura policíaca. En el caso de su poesía, se caracteriza por: a) musicalidad y renovación en las formas líricas, y b) análisis subjetivo de temas como la muerte, la soledad y la melancolía.

Cabe señalar que Poe aspiró siempre a ser reconocido como poeta, y que no le agradaba la idea de que se le identificara como cuentista. Muchos indicios permiten deducir que tal aspiración no alcanzó su objetivo. Su inestabilidad emocional y la necesidad de pagar los costos de la supervivencia diaria lo convirtieron en maestro del relato corto y en uno de los críticos literarios más leídos de Norteamérica. Pocos fueron los poemas que compuso. Unos cuantos transformaron la poesía europea (principalmente en Francia) y permitieron que otros poetas tuviesen ideas diferentes de las imágenes, las formas y los ambientes que la poesía debía crear.

Dos poemas de su autoría permiten entrever por qué esa influencia fue determinante para la poesía de los siglos XIX y XX. El primero es Las Campanas, poema cuya estructura posee un “estribillo”[i] que lo convierte en puro ritmo:

 

Hear the mellow wedding bells-

Golden bells!

What a world of happiness their harmony foretells!

Through the balmy air of night

How they ring of their delight![ii]

 

El otro poema es El durmiente:

 

Oh, lady bright! Can it be right-

This window open to the night?

The wanton airs, from the tree-top,

Laughingly through the lattice drop-

 

The bodieless airs, a wizard route,

Flit through thy chamber in and out,

And wave the curtain canopy

So fitfully —so fearfully—

About the closed and fringed lid

´Nead which thy slumb´ring soul lies hid…[iii]

 

Ambos poemas dan una idea de la renovación de la lírica, la cual fue difundida por Baudelaire, el gran traductor de Poe al francés. El mismo Baudelaire, refiriéndose a la “extraordinaria importancia que Poe concedía a la rima” dice:

 

En el análisis que él efectuó sobre el placer matemático y musical obtenido por el espíritu en la rima depositó tanta meticulosidad y sutileza como en todas las demás cuestiones referentes al oficio poético. Igualmente, así como demostró que el estribillo se presta a unas aplicaciones infinitamente variadas, trató de rejuvenecer, y de potenciar el placer de la rima, añadiendo un elemento inesperado, la extrañeza, que resulta ser algo así como un condimento indispensable de toda belleza. A menudo emplea de modo feliz las repeticiones del mismo verso o de varios, la obstinada reiteración de frases que reflejan obsesiones de la melancolía o de la idea fija, el estribillo puro y simple, pero con múltiples variantes en su aplicación; el estribillo –evocando la indolencia o la distracción-, las rimas redobladas o triplicadas y también un género de rima que introduce en la poesía moderna, pero con más cautela e intención, las sorpresas del verso latino.”

 

En cuanto al desarrollo de temas obsesivos el ejemplo es El Cuervo, extensa meditación sobre la muerte. La melancolía es el tono espiritual de este diálogo sobrenatural:

Y el incierto y triste crujir de la seda de cada cortinaje de púrpura me estremecía, / me llenaba de fantásticos temores nunca sentidos, / por lo que, a fin de calmar los latidos de mi corazón, me embelesaba repitiendo... 

 

Además, su escenografía está ataviada de libros, entreluces y figuras de museo:

 

Una vez, en una taciturna medianoche, mientras meditaba débil y fatigado, / sobre un curioso y extraño volumen de sabiduría antigua, / mientras cabeceaba, soñoliento, de repente algo sonó, / como el rumor de alguien llamando suavemente a la puerta de mi habitación /

Hay que reconocer que ningún humano viviente / nunca se hubiera preciado de ver un pájaro encima de la puerta de su habitación. / Un pájaro u otra bestia encima del busto esculpido encima de la puerta de su habitación /.  

 

Este poema que, según Baudelaire, utiliza “el tono más poético de todos, el melancólico, y el sentimiento más poético, el amor a una difunta”, evidencia el gusto que Poe manifestó “hacia las bellas formas, particularmente las bellas formas singulares, los ambientes cargados de adornos y los lujos orientales”. Pareciera que Baudelaire estuviera describiendo la estancia de José Fernández, el protagonista de De sobremesa, obra en prosa de José Asunción Silva. Tales ambientes y temáticas, poco comunes en la poesía anterior a Poe, van a sacudir las entrañas del arte poético y a generar una serie de terremotos espirituales en los artistas del siglo XIX, siendo Baudelaire el primero en caer bajo sus embates[iv].

Poe, poeta maldito y ebrio cuya obra está cargada de símbolos, también dejó su huella entre los poetas colombianos del Modernismo. Xavier Villaurrutia dice al respecto: “José Asunción Silva ha leído a los grandes románticos y ha ensayado una adaptación al verso español de los recursos musicales de algunos poemas de Edgar Allan Poe”. Y su vida nos recuerda algunos aspectos del drama de otros grandes poetas, como es el caso de Porfirio Barba Jacob.

El debate sobre la influencia de Poe cada día se acrecienta más. Basta con agregar que escritores de la talla de Julio Cortázar y Jorge Luís Borges han declarado la gran influencia recibida por parte del escritor de “El gato negro”. Su obra sigue alimentando la curiosidad de los lectores y las investigaciones de los eruditos. Pero, sobre todo, Poe sigue consolidando su rol como figura clave de la literatura contemporánea.



[i] Baudelaire llama así al estilo de musicalización poética utilizado por Poe.

[ii] “Escuchad las dulces campanas nupciales./ ¡Campanas de oro! / ¿Qué mundo de felicidad su armonía anuncia / en el fragante aire de la noche? / ¡cómo transmiten por doquier su delicia!

[iii] ¡Oh, ilustre señora!, ¿Cómo puede estar bien / esta ventana abierta en la noche? / El aire travieso, desde la cima de los árboles, / pasa riendo a través de la reja. / Aires incorpóreos, revoltoso brujo, / entran y salen de tu aposento revoloteando, / y mueve el dosel de las cortinas / tan caprichosamente –tan temerariamente- / por encima de la cercana y orlada cobertura / bajo la cual tu alma adormecida reposa escondida...

[iv] Anabel Lee y Lenore son poemas en los que puede corroborarse el uso de temas obsesivos por parte de Edgar Allan Poe.

Mr. Poe*

 *Cuento ganador del primero puesto en el Concurso de Cuento Corto de Manizales (Octubre de 2017) Por: Miguel Páez Caro Esta vez lo volví ...