Octubre de 2024
Por: Miguel Páez Caro, Director del Taller Ibagué Escribe y Cuenta
El caso de Víctor Hugo Osorio es el de
un artista integral que ha abanderado la minificción en el departamento del
Tolima. Esta aseveración no obedece solo a su ejercicio como reconocido escritor
de narrativa breve, sino al aporte que realiza desde la Revista Ágora, la más
importante publicación de minificción con la que cuenta la literatura
tolimense.
A Víctor Hugo Osorio lo conocí como docente de literatura en el municipio del Líbano, un territorio que hace honor a esa fama de ser “tierra de escritores”. En la Institución Educativa Arango Toro, donde cumplía sus funciones como docente, los estudiantes tenían el privilegio de disfrutar de clases en las que se mezclaba la alta literatura, el teatro y el cine, todo ello gracias a que Víctor Hugo ha tenido una formación que le ha permitido consolidarse, además de docente y escritor, en el rol de amante del cine y de artista plástico, oficio en el que ha producido una obra pictórica muy personal y alternativa.
En mi estancia en el Líbano tuve ocasión de vislumbrar su talento para la minificción, un género muy recurrente en esta época, pero en el que no todos los que se aventuran logran buenos resultados, dado que, como indica Violeta Rojo, se trata de un género “que rechaza los absolutos, las certezas, las afirmaciones contundentes” (Rojo, 2016, p. 376), un verdadero multiverso en el que no caben las leyes rígidas ni los sofismas, ya que es literatura pura, sin tanta retórica y con una austeridad lingüística solo comparable a la poesía oriental y a los versículos del Evangelio cristiano.
En ese género es que ha descollado Víctor Hugo Osorio, a través de minificciones como Sinsabores de la vida, cuento en el que apuesta por invertir roles entre humanos y una mosca, creando una sátira que refleja la repulsión y cotidianidad desde una perspectiva que nos resulta inesperada y crítica a la vez. En efecto, en esta minificción la mosca, protagonista antropomorfizada, experimenta una suerte de fastidio hacia los humanos, criticando su asquerosidad, algo que evoca lo que ya había advertido Franz Kafka en textos como La Metamorfosis e Informe para una academia. Este relato breve de Víctor Hugo Osorio evoca, además, la ironía de Andrés Caicedo Estela al comparar su vida “de mierda” con la absurda rutina laboral y la indigestión emocional.
Pero Víctor Hugo Osorio no se ha
conformado solo con su papel de exquisito inventor de minificciones. Su interés
por este género, del que el propio autor se ha declarado un amante (Ágora, No.
5, p. 5), lo ha llevado a convertirse en el adalid de la minificción en el
Tolima. Esa causa la ha abanderado desde la Revista Ágora, una especie de
publicación nómada, ya que ha tenido como sede a Murillo, Líbano y Santa
Isabel, municipio desde el que en la actualidad prepara su nuevo número. En
Ágora el escritor y gestor Víctor Hugo Osorio ha logrado convocar a los amantes
de “la imaginación, la fantasía y la ficción breve” (Ágora, No. 5, p. 5),
llegando en el presente año a su séptima edición. Toda una hazaña, si se considera que esta publicación cuenta con poco apoyo oficial y que solo la
voluntad de su fundador-director ha logrado que sobreviva y se consolide, a
pesar de (o quizás “gracias a”) ese destino nómada que la ha acompañado desde
su primer número.
Aplaudo que la literatura tolimense
tenga un escritor de minificción que demuestra talento natural y profundo
conocimiento de este género. Pero, sobre todo, celebro que su voluntad alcanza
para motivar a que los escritores de minificción de toda Latinoamérica
encuentren una publicación en la que pueden dar a conocer sus creaciones, para
darle a este tipo de narrativa la importancia que tiene en otras latitudes.
Referencias
Osorio, V. (2022) Prólogo. Ágora, revista
de minificciones. No. 5
Rojo, V. (2016) La minificción ya no es
lo que era: una aproximación a la literatura brevísima. Cuadernos de
Literatura 20.39 (2016): 374-386.
http://dx.doi.org/10.11144/Javeriana.cl20-39.mnel