Por: Pedro H. Zambrano (Relata)
La novela inicia con la triste historia ensangrentada de Perú, en el año 2000, envuelto de corrupción militar, gubernamental y burocrática, sembrando terror a nombre del grupo insurgente, (Sendero Luminoso), para ocultar acciones ilícitas hechas por ciertos Funcionarios de las Fuerzas armadas peruanas, apoyados con la inocencia y el decoro del Fiscal Adscrito al Ministerio Público de apellido Chacaltana, eficiente, relucientes en su profesión, siendo fiel a los procedimientos reglamentarios de la excelente escritura, además de viudo, lo raro en él, era que hablaba con su señora madre, qué, una década antes había fallecido.
Es trasladado desde Lima, Capital de Perú, a Ayacucho, pueblo, en donde se desatan tenebrosos crímenes, (desmembrados y cremados) correspondiéndole al susodicho la investigación, obligado a cambiar las versiones reales de los homicidios por informes amañados a favor del Estado peruano, sin contrariar ordenes de alto rango militar, para no crear pánico en la comunidad, menos, cerca de las elecciones presidenciales, cuyo gobierno, al momento de los hechos terroríficos, debería ser reelegido, por tal motivo, se abstenían de enviar noticias sangrientas para no alarmar a la opinión pública, de hecho, el Fiscal Chacaltana, renunció de lleno a la aplicabilidad del Manual de Derechos en su intensidad en obediencia para que le mejoraran el sueldo en un mejor puesto burocrático del escalafón del Ministerio Público.
Al Fiscal Chacaltana, le quedaba el sabor amargo de la verdad sobre los crímenes sin resolver y de buscar al, o, a los verdaderos culpables. Decidido a revelar la verdad y de no archivar del todo las investigaciones y del ocultamientos de los hechos reales, atravesó espinosos y peligrosos caminos, enfrentándose a unos cuantos militares de distintos órdenes, tendiéndole trampas un alto funcionario de las Fuerzas Militares (comandante Carrión Villanueva), para que se incriminara así mismo de los asesinatos de: - un campesino que trabajó como sacristán en la Iglesia del pueblo, - de un terrorista que se encontraba preso en una cárcel de alta seguridad y fue asesinado y crucificado fuera de ella, - de un militar que utilizaba métodos execrables para asesinar civiles muriendo en su propia ley, - de un sacerdote por tener detrás de la iglesia un horno crematorio, en donde se presume, habían quemado parte del cuerpo del militar; por último, - una mujer huérfana de padres asesinados en una toma de insurgentes contra la policía, todos cremados y desmembrados, menos la fémina que solo fue desmembrada, quienes a su modo de ejemplo en la lectura, los occisos son la representación de la idiosincrasia del pueblo.
El nudo de la novela, es la incriminación real de los crimines narrados contra el Fiscal Chacaltana, lo detuvieron justo después de la muerte del cura del pueblo, con quien Chacaltana, unas horas antes del homicidio, fue a la Iglesia a confesarse ante el sacerdote asesino, hablando del problema social y de los posibles culpables; salvó al Fiscal de ser indiciado y procesado penalmente como criminal una llamada de un alto funcionario de la policía.
El Fiscal Chacaltana, nunca conoció en persona a uno de los occisos, él militar, un verdadero maniático que sembró el terror en Perú, descuartizando cuerpos, según versión del mismo comandante Carrión Villanueva, aprendiendo de él tan execrables y siniestros métodos de quitar vidas; enseñó a subalternos y colegas a cercenar y cremar cuerpos, murió en su propia ley, (cremado y descuartizado), esa fue la primera investigación criminal recién llegando el Fiscal Chacaltama al pueblo; las otras víctimas las había conocido por investigación que le realizó a cada uno, e incluso, alcanzó a tocar su corazón sentimental, Edith, la mujer que fue encontrada descuartizada en la misma cama justo unas horas después de hacerle el amor a la fuerza, y de prevenirla, para que abandonara el pueblo lo más pronto posible, porque al otro día, él mismo la denunciaría como terrorista y asesina con los métodos antes descritos; el Fiscal creyó, que Edith, era diferente a las demás mujeres conocidas y que podía pasar en su compañía el resto de su vida, además, su madre la aceptó, según las conversaciones mentales con ella.
El asesinato de Edith, es el desarrollo de la misma trama. El Fiscal Chacaltana, enfrentó al comandante Carrión Villanueva, alumno del militar asesino, aprendió de él, los métodos de descuartizar y cremar cuerpos humanos; El comandante, sabía de los andares del Fiscal, él mismo hizo la llamada para que lo dejaran en libertad, qué, en lo posible, por la noche, asesinaría al Fiscal.
Él comandante Carrión Villanueva, sabía con quién hablaba, a quién visitaba y a quién investigaba el Fiscal Chacaltana; las pruebas estaban claras contra él comandante, eran contundentes, faltaba anexar los informes escritos con su propio puño y letra, con los errores ortográficos que rendía de los siniestros asesinatos, que él había perpetuado, manuscritos encontrados en su propio escritorio, resaltando el homicidio de Edith. El comandante Carrión Villanueva, cayó bajo las balas de su propia pistola que unos meses antes le otorgó al Fiscal Chacaltana para su defensa.
Los Servicios de Inteligencia de las Fuerzas Militares junto con las Instituciones encargadas de la Seguridad Nacional de Perú, para la época de los sucesos, “lucharon contra las insurgencias revolucionarias”, pero, mantuvieron al margen de la opinión pública, la realidad de los execrables asesinatos, evitando se extendiera el pánico por las regiones, para cumplirlo a cabalidad, archivaron los documentos de las diligencias anteriores y desaparecieron otros informes.
Infunden duda al pueblo, sobre quién recae la potestad Oficial para investigar y juzgar al Fiscal Chacaltana, Adscrito al Ministerio Publico por el homicidio del comandante Carrión Villanueva, entre otros, y, mientras definen la competencia entre El Consejo Supremo de la Justicia Penal Militar, o, el Penal Civil, pasaran meses o quizás años para que sea investigado y juzgado; La Inteligencia de las Fuerzas Militares lo sigue desprestigiando, diciendo: “que, han visto al Fiscal Chacaltana rondando pueblos y creando grupos de milicias urbanas, exhibe la pistola con la que dio de baja al comandante Carrión Villanueva, se cree que no tiene municiones, se ha vuelto un civil muy peligroso”.