Por Laura Camila Pizza Vargas
La escritora caleña Pilar Quintana nos regala una novela corta, donde nos cuenta una historia de costumbres y realidades del pacífico. La historia es una narración en tercera persona. Los personajes son personas negras, no es intención de la escritora sensibilizar o dar voz a la población "afro" con este escrito, solo que quería retratar lo más fiel posible la realidad del contexto.
Pilar vivió nueve años en la selva del pacífico, lo que le permitió aprender mucho del entorno, las formas de vida y cada uno de los factores que utiliza en su novela. Ella confirma la importancia de la precisión y los detalles al momento de crear una narración que atrape al lector. Además, los elementos descriptivos y narrativos hacen parte de su estilo y toque personal. Detallada, pero sin llegar a ser redundante o aburrida. Es precisa y logra transportarnos al escenario salvaje e indomable del pacífico.
Con la “maternidad frustrada” como uno de sus temas principales, muestra cómo las mujeres y nuestra dignidad dependen de los factores básicos que nos hacen “ser mujer” como el hecho de dar, o no dar a luz les permite a los demás llegar a juzgar nuestra manera de vivir. Retratando una sociedad machista y rígida donde el papel de las mujeres es cuidar a los niños y mantener la casa, mientras que el hombre provee alimento y seguridad al hogar.
Habla también del día a día como una batalla de supervivencia. De las personas que viven del rebusque y sin lujos, como trabajan cada día para llevar un poco de comida a sus casas y muchas veces no hay qué comer.
Damaris, la protagonista, cría a la perra como a un bebé, como si quisiera expresar esa maternidad que nunca le fue conseguida. Aun así, el instinto y el entorno en el que viven sacan a flote lo salvaje y animal que es la perra. Muy a pesar de los intentos de Damaris por domesticarla, la perra huye, se revuelca, es sucia y no le hace caso.
Damaris al ver la rebeldía de su perra va del amor al odio, pues se siente traicionada y abandonada por el único ser que siente como realmente suyo. Todo empeora cuando la perra se escapa y llega preñada en 2 ocasiones, pues Damaris se enfurece al saber que hasta la perra vagabunda puede dar a luz a varios perritos y ella como mujer esta “seca”. Se enfurece con la perra pues se da el lujo de despreciar a los cachorros y ser mala madre, cuando Damaris habría dado todo lo que fuera al menos por un bebé que la acompañara.
La novela mantiene expectante al lector sobre las aventuras de Damaris y su perra, desembocando en un final desgarrador pero necesario para la protagonista. Nos da a entender que la realidad no siempre es linda y alegre, que la vida es más dura y retadora de lo que podemos llegar a imaginar.